-donde te dibujaba-
deja ver el paisaje vacío.
Los campos se desnudan del
verde,
silba el viento y extiende su
caricia
entre las ramas de los
árboles.
Las notas musicales
arden junto a los leños
arden junto a los leños
y otro rostro distinto
aparece en el rojo que
crepita.
Me llaman nuevas luces
que cabalgan al alba.
que cabalgan al alba.
Mañana, abriré la ventana
y acudirá el otoño
y acudirá el otoño
a sentarse a la mesa;
beberá de mi vino,
comerá de mi queso
comerá de mi queso
y surgirá en mi cama
-con el tiempo- otro nombre
que atraviese el frío espacio del invierno.
Acudirá el otoño
-guerrero y sigiloso-
cuando pasen las horas
a dormir en mi lecho
-guerrero y sigiloso-
cuando pasen las horas
a dormir en mi lecho
y espantará al caballo
que me roba en silencio
el calor de los sueños
perdidos.