Irradian a mis ojos los azules salpicados de encajes y gaviotas. Las madreselvas vierten su veneno lo esparcen en el aire y yo te miro... En el rompecabezas de tu rostro contemplo arrepentidos los recuerdos de años extraviados en que no nos tuvimos. La certeza de que el tiempo pasaba sin hallarnos, sin sentir la osadía de incendiados veranos que durmieron.