
Recuerdo aquel bosque lejano,
viajo a él sin deseo.
Me enredo entre las zarzas
y no encuentro
el camino de vuelta a casa.
Te llamo para invocar el
dulce azul
que duerme en cada sombra.
Te grito que me salves
y los cuervos se tragan mi
llamada;
sus plumas de azabache
aun abrazan infancias de
suicidio.
Desnudas las cascadas se exhiben,
vierten su sangre espesa,
donde las mariposas blancas tiñen sus alas.
2 comentarios:
Estupendo poema sobre el secreto del bosque y una desesperada huída, una salida, que no llega a realizarse. Un besico Anaís.
PD: Por cierto, te invito a mi nuevo blog: http://altiempodetenido.blogspot.com.es/
Gracias, Marcos. Encantada de verte de nuevo por aquí, me alegro de que vuelvas a tener blog. En cuanto tenga un ratico me paso y te cambio el enlace en mi blog. Ya sabes que no gasto mucho tiempo con esto de los blogs ni mio ni ajenos y así me va ¡claro! No entro y no me entran: Ley de vida.
Un abrazote
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