Me dijeron que tu
espíritu
habitaba en el polen.
Removí cada estambre
y vulneré mi vida
a través de estos años
aterida en los pozos
helados, prohibidos.
No escapé, tan siquiera,
de la duda
cuando me sitiaba
en los bosques ardiendo.
Asomada a sus fauces
abisales infiernos
me concluían.
Abismos infinitos
-vacías de ti-
me enseñaban sus manos.
Recorrí mil jardines
-y aún sin encontrarte-
yo sentía latir
en la gruta del mundo
tu exánime presencia
como resucitable.
como resucitable.
Y no existió rincón
ni una ola de mar
sin conjurarte.
Infringí las fronteras
de tristes crisantemos
mientras bajo sus alas
las grullas -como
siempre-
me traían tu nombre.
Y de pronto
ahora que no me importan
los espíritus ni el
polen,
tú has venido a buscarme
cuando ni yo me
encuentro.
Y ya arrasé los campos
y aniquilé las flores.
4 comentarios:
Me gusta mucho. Un abrazo.
Gracias, Milagros por pasearte en Navidad por mi solitario laberinto. Un beso
Un poema de una dureza extrema el que nos regalas hoy. Me he quedado con el verso de los "infiernos abisales" Me ha encantado. Besos.
Si, de estos no suelo poner en el blog pero tengo unos cuantos y más duros también. Otra cosa son los relatos como el que leíste que van en otra línea.
Siempre bienvenido, Marcos.
Besos
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